Tokenización de Planes de Pensiones
La tokenización de activos ha comenzado a transformar el mundo de los planes de pensiones. Casos recientes en Europa demuestran que esta tecnología no solo reduce costes y aporta liquidez, sino que abre el ahorro previsional a los más jóvenes y a quienes apenas cuentan con capital
La tokenización de activos es un fenómeno en auge que está comenzando a transformar el mundo de las inversiones, y los planes de pensiones no son la excepción. En esencia, tokenizar un activo significa convertir derechos sobre un activo real (financiero o físico) en tokens digitales registrados en una blockchain. Esto permite fraccionar la propiedad y facilitar su compra-venta de forma más ágil y accesible. En el contexto de los planes de pensiones, esta innovación podría suponer una auténtica revolución: desde cómo invierten los fondos de pensiones hasta cómo los partícipes acceden a sus ahorros jubilatorios. A continuación, exploraremos en detalle evidencias y casos de éxito (especialmente en Europa y otras economías desarrolladas comparables a España), y analizaremos el impacto potencial para distintos grupos, en particular los jóvenes ahorradores, los empleados con planes de pensiones de empleo y las empresas promotoras de estos planes.
Innovación financiera: ¿por qué tokenizar activos en los planes de pensiones?
Los planes de pensiones tradicionales suelen invertir en carteras relativamente conservadoras y poco líquidas (bonos, acciones, inmuebles, etc.), y están gestionados por intermediarios financieros que aseguran su custodia y cumplimiento normativo. Este modelo, si bien seguro, puede ser ineficiente y poco flexible. La tokenización introduce la posibilidad de negociar activos de forma instantánea, 24/7, sin depender de procesos manuales engorrosos ni de múltiples intermediarios. Por ejemplo, en un futuro próximo un fondo de pensiones podría tokenizar parte de sus activos (como inmuebles o infraestructuras) y así aumentar la liquidez de su cartera: los tokens podrían venderse o cambiarse por otros activos en cuestión de minutos en mercados secundarios, en lugar de meses que podría tomar vender un edificio o participación tradicional.
Para los partícipes (es decir, los ciudadanos que ahorran en planes de pensiones), esta agilidad se traduciría en más seguridad y opciones. Si el fondo necesita hacer liquidez para pagar jubilaciones o traspasos, podría vender tokens de sus activos de forma más rápida sin malvender por urgencia. Además, los costes operativos pueden reducirse gracias a smart contracts (contratos automatizados) que ejecutan aportaciones, traspasos y pagos automáticamente, eliminando papeleo y errores humanos. De hecho, se ha demostrado que la tokenización puede abaratar transacciones al eliminar intermediarios y procesos manuales, lo cual a largo plazo beneficia a los ahorradores porque las comisiones de gestión pueden bajar.
Otro punto clave es la transparencia: al gestionarse en blockchain, cada movimiento queda registrado de forma inmutable y visible. Un partícipe podría consultar en tiempo real cómo evoluciona su plan, qué valor tienen sus inversiones tokenizadas o cuándo se ejecutan sus aportaciones y cobros. Esta visibilidad podría aumentar la confianza, especialmente tras años en que muchos jóvenes desconfían de sistemas financieros tradicionales poco claros. En resumen, la tokenización aporta liquidez, eficiencia y transparencia – ingredientes muy relevantes para modernizar los planes de pensiones.
Evidencias y casos de éxito en Europa
Aunque suene futurista, la tokenización de activos ya está en marcha en numerosos países desarrollados, con casos reales que demuestran su viabilidad. En Europa, diversos proyectos piloto y cambios regulatorios sientan las bases para integrar esta tecnología en la gestión de inversiones:
- España (sandbox financiero): Recientemente, BBVA Asset Management lanzó el primer fondo de inversión tokenizado en España como prueba piloto en el sandbox regulatorio de la CNMV. Se trata de un fondo de renta fija cuya operativa de registro de participaciones y órdenes de compra/venta se realiza en una red blockchain privada (proporcionada por Allfunds). Para el partícipe, la experiencia es idéntica a la de un fondo tradicional (de hecho, en esta fase inicial solo empleados de BBVA AM participan en el piloto), pero tras bambalinas las suscripciones y reembolsos quedan registrados en blockchain de forma segura. Según Belén Blanco, directora de BBVA AM Europa, este proyecto "marca un paso importante hacia la adopción de una tecnología con amplio potencial transformador en la gestión de activos". Aunque todavía no es un producto abierto al público, demuestra la apuesta de instituciones españolas por innovar en la gestión de fondos y, por extensión, abre la puerta a su futura aplicación en planes de pensiones.
- Alemania (marco legal pionero): Alemania ha sido uno de los primeros países en adaptar su regulación para reconocer los tokens como valores financieros. En 2021 aprobó la Ley de Valores Electrónicos (eWpG) y posteriormente la regulación KryptoFAV, que permiten emitir bonos y participaciones de fondos directamente en blockchain, sin pasar por depositarios centrales tradicionales. Bajo este marco, en 2023 Metzler Asset Management emitió las primeras participaciones de un fondo tokenizadas en Alemania – un fondo de inversión sostenible cuyo registro de propietarios se llevó íntegramente en un libro mayor distribuido. Este piloto, aunque limitado inicialmente a un inversor institucional, demostró importantes eficiencias: la emisión y administración de las participaciones fue más rápida y barata, lo que en el futuro permitiría reducir las inversiones mínimas requeridas a los partícipes (gracias a la fraccionalización digital) e incluso lanzar fondos de menor tamaño rentable. En otras palabras, la tokenización posibilita que más gente con menos dinero pueda invertir donde antes no podía. Este caso alemán ilustra cómo la regulación adecuada puede impulsar la innovación en un entorno tan prudente como el de los fondos y pensiones.
- Reino Unido y Suiza: Varios grandes gestores europeos y globales están experimentando con fondos tokenizados. Por ejemplo, la gestora británica Abrdn tokenizó en 2023 participaciones de un importante fondo de mercado monetario de £16 mil millones, en colaboración con la plataforma digital Calastone. Suiza, por su parte, se ha posicionado como un hub cripto; se estima que casi el 48% de los bancos suizos están activamente explorando o implementando soluciones de tokenización. Esta tendencia incluye tanto ofrecer activos digitales a sus clientes como utilizar blockchains privadas para sus propios procesos internos.
- Estados Unidos y otros mercados: En EE.UU., Franklin Templeton (una de las gestoras tradicionales más grandes) lanzó un fondo de liquidez tokenizado que invierte en bonos gubernamentales a través de un token llamado BENJI. Asimismo, gigantes como BlackRock, VanEck o Hamilton Lane han ofrecido ya productos de inversión tokenizados para sus clientes. Un ejemplo muy citado es el de Hamilton Lane, una firma de capital privado, que tokenizó el acceso a uno de sus fondos de capital riesgo en la blockchain de Polygon, reduciendo la inversión mínima de 5 millones de dólares a apenas $20.000. Esto representa un enorme salto en democratización de las inversiones alternativas, permitiendo que inversores de patrimonio más modesto (incluyendo potencialmente planes de pensiones de empleo más pequeños o planes individuales) accedan a oportunidades antes reservadas a grandes capitales. También se ha visto a BlackRock tokenizar participaciones de un fondo monetario y transferirlas a través de la red blockchain Onyx de JP Morgan para usarlas como colateral en operaciones financieras. Que el mayor gestor de activos del mundo y uno de los mayores bancos adopten esta tecnología es una señal clara de que la tokenización está pasando de la teoría a la práctica.
Estos casos de éxito muestran que, en economías desarrolladas comparables a España, la tokenización ya no es solo un concepto de nicho ligado a las criptomonedas, sino una herramienta real en la gestión de activos tradicionales. De hecho, organismos internacionales proyectan un crecimiento masivo: según Boston Consulting Group, el valor de los activos del mundo real tokenizados (especialmente los actualmente ilíquidos) podría alcanzar los 16,1 billones de dólares en 2030. Una parte importante de ese monto provendría de activos financieros como fondos de pensiones, seguros e inversiones alternativas, que gradualmente migrarían a plataformas blockchain. Europa se está preparando para ello con regulaciones como MiCA (Marco de Criptoactivos) y el Sandbox europeo de infraestructuras DLT, buscando un equilibrio entre impulsar la innovación y proteger al inversor. En suma, las evidencias sugieren que la tokenización de activos financieros es un movimiento global e imparable, al cual los sistemas de pensiones acabarán por incorporarse.
Impacto para jóvenes ahorradores y partícipes con bajos ahorros
Uno de los aspectos más emocionantes de la tokenización es su potencial para democratizar la inversión, algo especialmente relevante para los jóvenes y trabajadores con menor capacidad de ahorro. Tradicionalmente, muchos activos rentables (inmobiliarios, private equity, infraestructuras) estaban fuera del alcance de pequeños ahorradores y planes de pensiones individuales debido a altos requisitos de entrada o falta de liquidez. Por ejemplo, invertir en un gran edificio de oficinas o en una startup tecnológica en crecimiento no era factible si no se contaba con decenas o cientos de miles de euros. Esto dejaba a los partícipes más jóvenes, que suelen tener aportaciones modestas, limitados a fondos más conservadores o de rentabilidad reducida.
La tokenización viene a cambiar ese panorama. Al fraccionar la propiedad de un activo en miles de tokens, cualquier inversor puede comprar una pequeña porción. Así, un joven de 25 años en España podría destinar una parte de su plan de pensiones o ahorros mensuales (digamos 50€) a adquirir tokens que representen participaciones en, por ejemplo, un inmueble de alto valor en París. De hecho, casos reales como la tokenización del edificio Anna Villa en París muestran que es posible dividir una propiedad de lujo en pequeñas partes accesibles para numerosos inversores minoristas. Lo mismo está ocurriendo con proyectos de infraestructura: ya se han tokenizado participaciones en puentes y carreteras, permitiendo a la gente común invertir pequeñas sumas en obras que antes solo estaban financiadas por grandes fondos o el Estado. Para un partícipe joven, tener acceso a estas inversiones vía tokens significa mayor diversificación y potencialmente mejores retornos a largo plazo en su cartera de jubilación.
No se trata solo de acceso, sino también de cultura financiera. Las generaciones más jóvenes (millennials, Generación Z) han crecido en la era digital y están familiarizadas con la idea de lo "tokenizado" a través de criptomonedas, NFT u otras formas de valor digital. Diversos estudios indican que los menores de 40 años muestran más interés y comodidad hacia la inversión en activos digitales que las generaciones precedentes. Integrar la tokenización en los vehículos de ahorro para la jubilación podría acercar a estos jóvenes a los planes de pensiones, un producto que a menudo perciben como lejano o poco atractivo. Por ejemplo, podrían visualizar su plan de pensiones en una app con componentes interactivos, viendo en tiempo real cómo su pequeña inversión en un token inmobiliario va generando rentas, o cómo la participación tokenizada en un fondo de capital riesgo va aumentando de valor. Esta mayor transparencia y control en tiempo real puede motivar a más jóvenes a comenzar a ahorrar temprano para la jubilación, al ver de forma tangible hacia dónde va su dinero y qué rendimiento obtiene.
Además, la tokenización puede beneficiar a quienes tienen bajos ahorros pero gran interés inversor. Pensemos en empleados con salarios modestos que apenas pueden aportar unos pocos euros al mes a un plan: actualmente su dinero suele ir a fondos muy seguros (renta fija de bajo interés) para garantizar no perder nada. Pero con tokens, esos pocos euros podrían repartirse en micro-participaciones de múltiples activos: un 5% en un token de arte, 10% en un token de emprendimientos tecnológicos (via crowdfunding tokenizado), 20% en tokens de un fondo de bonos verdes, etc. Esto permitiría que incluso con pequeños montos mensuales se construya una cartera diversificada y personalizada, adaptada al perfil de cada partícipe. En última instancia, la posibilidad de invertir fracciones en activos de mayor rendimiento puede mejorar la rentabilidad de los ahorros de quienes empiezan con poco capital.
Por supuesto, junto con las oportunidades vienen riesgos que no debemos ignorar: los activos tokenizados pueden conllevar volatilidad o complejidad, y los jóvenes inversores deben estar bien informados. Sin embargo, con la debida educación financiera y regulaciones que aseguren productos transparentes, el balance podría ser muy positivo. En resumen, para los partícipes jóvenes o de bajos ingresos, la tokenización promete igualar el terreno de juego en inversiones: más oportunidades, más autonomía y una relación más cercana con sus ahorros de pensión.
Ventajas para empleados con planes de pensiones de empresa
Los planes de pensiones de empresa (aquellos promovidos por empresas para sus trabajadores) también podrían beneficiarse enormemente de la tokenización. Actualmente, en España y muchos países europeos, estos planes a veces sufren de baja participación de los empleados jóvenes y aportaciones limitadas, en parte por desconocimiento o desconfianza. Incorporar la tecnología de tokens en estos vehículos puede hacerlos más atractivos, eficientes y flexibles tanto para el empleado partícipe como para la empresa que los promueve.
Desde el punto de vista del empleado, algunas ventajas se solapan con las ya mencionadas: mayor diversificación y acceso a activos interesantes. Imaginemos un trabajador de 30 años cuya empresa ofrece un plan de empleo; quizás hasta ahora sus opciones de inversión eran 2 o 3 fondos tradicionales. En un esquema tokenizado, podría tener acceso a un menú más amplio de alternativas, incluyendo, por ejemplo, invertir una parte de su saldo en proyectos de su propio sector tokenizados. Si trabaja en una empresa energética, podría destinar fondos a tokens de parques solares o eólicos; si es del sector inmobiliario, a tokens de viviendas en alquiler. Esto no solo alinea sus inversiones con sus intereses o conocimiento sectorial, sino que potencialmente mejora la involucración psicológica del empleado con el plan (lo siente más suyo al poder elegir y ver concretamente los activos donde participa). Por añadidura, la portabilidad de los planes podría simplificarse: con registros en blockchain, trasladar los derechos acumulados de un plan de empleo a otro (en caso de cambiar de trabajo) sería tan sencillo como transferir los tokens correspondientes al nuevo plan o a la cuenta individual del empleado, reduciendo la burocracia que hoy desalienta a muchos a mover sus planes al cambiar de empresa. Incluso se vislumbra un futuro donde planes de distintos países puedan interoperar si usan estándares de tokenización, algo valioso para jóvenes profesionales que a lo largo de su carrera trabajan en varios destinos.
Desde la óptica de la empresa promotora, la tokenización también ofrece incentivos claros. En primer lugar, reduce costes administrativos: muchos procesos del plan (altas, bajas, cálculo de derechos, pagos a jubilados) pueden automatizarse con smart contracts, lo que minimiza errores y abarata la gestión a largo plazo. Esto es particularmente beneficioso para pymes u organizaciones que veían costoso implementar un plan de pensiones de empleo; con herramientas blockchain podrían surgir soluciones estandarizadas más baratas y seguras para administrar planes colectivos.
En segundo lugar, la empresa puede mejorar el atractivo de sus beneficios laborales. Ofrecer un plan de pensiones innovador, con opciones de inversión modernas (por ejemplo, incluir un porcentaje en activos sostenibles tokenizados, o en acciones tokenizadas de la propia empresa si fuera posible) puede ser un argumento para retener y atraer talento joven familiarizado con la era digital. Básicamente, convierte al plan de pensiones en un producto menos "distante" y más alineado con las expectativas de una fuerza laboral nacida en la era de las apps móviles.
Un aspecto interesante es que la empresa podría también beneficiarse del lado de la inversión de su plan de pensiones. Los fondos de pensiones de empleo gestionan un patrimonio que, en parte, pertenece a la empresa (cuando esta realiza contribuciones). Si ese patrimonio se invierte mejor gracias a la tokenización (por ejemplo, obteniendo más liquidez o rentabilidad), la empresa puede terminar necesitando menor esfuerzo para cumplir ciertas obligaciones futuras del plan (como eventuales déficits, en el caso de planes de prestación definida). Aunque en España la mayoría de planes de empleo son de aportación definida (el riesgo recae en el partícipe), en otros países hay planes híbridos donde a la empresa le interesa que el plan esté bien invertido. En cualquier caso, una mayor liquidez también podría permitir, llegado el caso, ajustar la inversión del plan con más agilidad ante cambios económicos, protegiendo mejor los intereses de empleados y empleador.
Por último, es importante mencionar que la tokenización en entornos corporativos de pensiones deberá cumplir estrictamente la normativa y seguridad empresarial. Pero los sandbox y pruebas realizadas en Europa indican que es factible hacerlo dentro de marcos regulados: recordemos que el piloto de BBVA se hizo bajo supervisión de CNMV, Banco de España y Dirección de Seguros, lo cual sienta un precedente de colaboración público-privada para innovar con garantías. En conclusión, para empresas y empleados, la tokenización podría suponer planes de pensiones más económicos de gestionar, más atractivos de utilizar y potencialmente más rentables.
El papel de las empresas financieras como promotoras de la tokenización
No solo las empresas empleadoras están implicadas; también las entidades financieras (gestoras de fondos, bancos, fintech especializadas) son actores cruciales en esta transición hacia pensiones tokenizadas. Ellas son, en muchos casos, las promotoras de la innovación que luego beneficia a la población general. Vale la pena destacar cómo el sector financiero europeo se está organizando para impulsar esta tendencia:
Por un lado, gestoras de inversión tradicionales están adoptando la blockchain. Ya mencionamos a BBVA AM en España y Metzler en Alemania. A esto se suman movimientos de otras firmas de renombre: BlackRock se asoció con la plataforma Securitize para explorar la creación de nuevos productos tokenizados; Moniflo (una fintech europea) trabaja en fondos tokenizados de sostenibilidad para acercarlos a inversores minoristas; el banco holandés ABN AMRO explora cómo llevar activos tradicionales a blockchain de forma segura. Estas alianzas estratégicas demuestran que la industria entiende que no puede hacerlo sola: unen la experiencia en gestión de activos con el conocimiento tecnológico de startups blockchain para crear soluciones legalmente sólidas y escalables.
Por otro lado, las infraestructuras de mercado también evolucionan. Bolsas y depositarios centrales en Europa están realizando pruebas para adaptar sus sistemas a títulos tokenizados. Un ejemplo es Clearstream (grupo Deutsche Börse), que desarrolló la plataforma D7 para liquidar bonos en blockchain, y adquirió la startup FundsDLT para enfocarse en fondos tokenizados. Igualmente, la Unión Europea lanzó en 2023 un Régimen Piloto de infraestructuras DLT, que permite a mercados regulados negociar y liquidar valores tokenizados con ciertas exenciones a la normativa tradicional, todo bajo supervisión de ESMA. Este pilotaje, junto con la regulación MiCA, indica que los reguladores europeos apuestan por habilitar la tokenización de forma segura. Dicho contexto regulatorio favorable les da confianza a las empresas financieras para invertir en estos proyectos sin salirse del marco legal.
El compromiso de las instituciones financieras también se observa en las cifras de adopción institucional: cerca de la mitad de bancos suizos, decenas de gestoras globales y hasta bancos centrales (como el de Singapur con su Project Guardian) están experimentando con tokenizar activos financieros. Estamos presenciando un cambio estratégico “de la experimentación a la integración deliberada de activos tokenizados en las estrategias de cartera a largo plazo”, como señalaba el director de una plataforma de valores digitales. Esto significa que, más allá del hype inicial, las empresas están incorporando esta tecnología porque ven beneficios tangibles: mayor liquidez, eficiencia operativa, reducción de riesgos de contrapartida y capacidad de ofrecer productos novedosos a sus clientes institucionales y minoristas.
En el ámbito concreto de los planes de pensiones, probablemente veremos a bancos y aseguradoras ofreciendo planes que incluyan un porcentaje de activos tokenizados en su mix, o usando blockchain para la gestión interna. Incluso podrían surgir nuevos actores, por ejemplo fintechs especializadas en crear “cripto-planes de pensiones” (si la regulación los equipara a planes tradicionales) que atraigan a ese público joven digitalmente nativo. Aunque en España por ahora no existen formalmente los "criptoplanes" (planes de pensiones que inviertan directamente en criptoactivos) debido a restricciones legales, la puerta se podría abrir a medida que se definan bien los perímetros regulatorios y se vea que otros países obtienen éxito sin comprometer la seguridad. En ese sentido, las empresas financieras españolas estarán atentas a lo que ocurra en lugares como Alemania, Suiza o el Reino Unido para replicar modelos exitosos adaptados al mercado local.
Desafíos y perspectivas de futuro
A pesar del gran potencial, la integración de la tokenización en los sistemas de pensiones enfrenta desafíos importantes. El primero es regulatorio: los entornos de pensiones son altamente vigilados para proteger a los ahorradores, y cualquier nuevo activo o tecnología debe cumplir requisitos estrictos de seguridad, solvencia y transparencia. Si bien Europa está avanzando en normas (MiCA, pilot DLT, leyes nacionales como la alemana eWpG), aún quedan por resolver preguntas como la fiscalidad de estos instrumentos, la custodia de los tokens (por ejemplo, quién responde si se pierde la clave privada que da acceso a los derechos pensionarios tokenizados) o cómo garantizar que el valor del token coincida 100% con el del activo subyacente en todo momento. Los reguladores tendrán que colaborar con la industria para crear estándares comunes que den confianza plena a empleadores y partícipes.
Otro reto es tecnológico y de infraestructura. A medida que escale el uso de blockchain, se necesitarán redes capaces de procesar miles (o millones) de transacciones de nóminas y aportaciones diarias de forma rápida y barata. Las blockchains públicas actuales tienen aún limitaciones de escalabilidad, aunque se está progresando con soluciones de segunda capa y sharding. Es posible que se adopten blockchains privadas/consorciadas para planes de pensiones, lo que obliga a acuerdos de interoperabilidad entre distintas plataformas para no crear silos (por ejemplo, que un token de un plan en la red de Allfunds pueda transferirse a otra red si el partícipe se muda de país).
La educación y aceptación del usuario es otro factor clave. Muchos partícipes de planes de pensiones son personas de mediana o avanzada edad, menos familiarizadas con lo digital. Será crucial comunicar que la tokenización no convierte sus pensiones en criptomonedas volátiles, sino que es una tecnología subyacente que hace más eficiente y seguro el mismo producto de siempre. Probablemente, en una fase inicial la mayoría ni notará el cambio (como BBVA ha indicado, la experiencia del usuario piloto fue igual a la tradicional). Con el tiempo, podrían añadirse funcionalidades visibles que sí supongan un cambio de paradigma (por ejemplo, la posibilidad de retirar pequeñas cantidades de la pensión en tiempo real mediante venta de tokens, en lugar de esperar procesos mensuales). Habrá que gestionar la curva de aprendizaje y asegurar que nadie quede atrás por falta de comprensión tecnológica.
Finalmente, está la cuestión de la volatilidad y la protección. Si bien muchos activos tokenizados serán equivalentes a los tradicionales (un token de bono es tan estable como el bono en sí), la facilidad para acceder a activos alternativos podría exponer a los ahorradores a más riesgo si no hay orientación adecuada. Las gestoras y asesores deberán seguir cumpliendo su rol fiduciario, quizá desarrollando algoritmos o smart contracts que automaticen criterios de inversión prudentes (por ejemplo, limitar que un plan de pensiones se sobreexponga a tokens muy arriesgados). En paralelo, los hackeos o fraudes en protocolos DeFi enseñan que la tecnología blockchain no es infalible; por eso, para usos masivos como pensiones, probablemente se optará por redes permisionadas y auditadas, con respaldo legal claro en caso de incidentes.
Superados estos desafíos, el horizonte es muy prometedor. Es posible imaginar que en 5-10 años tengamos un ecosistema de pensiones altamente conectado, donde un trabajador europeo pueda llevar su historial de ahorro tokenizado a cualquier país, donde los pagos de pensiones públicas y privadas se realicen al instante mediante contratos inteligentes al cumplir la edad de retiro, y donde los fondos de pensiones inviertan en tiempo real en proyectos globales, ajustando sus posiciones dinámicamente gracias a la liquidez 24/7. Todo ello manteniendo (o mejorando) la seguridad y trazabilidad respecto al sistema actual.
Conclusión
La tokenización de activos se perfila como un factor transformador para el futuro de los planes de pensiones. Las experiencias iniciales en Europa y otros mercados desarrollados muestran beneficios concretos: mayor liquidez, reducción de costes, acceso democratizado a inversiones y mejoras en la transparencia. Para los jóvenes y pequeños ahorradores, significa la oportunidad de participar en igualdad de condiciones en la creación de patrimonio a largo plazo, aprovechando incluso pequeñas aportaciones para invertir en activos de alto potencial que antes estaban fuera de su alcance. Para los empleados y partícipes en general, promete planes más ágiles, personalizados y portables, acercando el ahorro previsional a la era digital. Y para las empresas, tanto las que patrocinan planes de empleo como las dedicadas a la gestión de inversiones, abre una etapa de innovación en la que podrán optimizar operaciones y ofrecer productos más atractivos y eficientes.
Por supuesto, esta revolución se hará de la mano de una evolución regulatoria y educativa que garantice que la seguridad y la confianza sigan siendo pilares fundamentales. Pero los signos son alentadores: gobiernos y grandes instituciones están implicados en que la tokenización llegue a buen puerto en entornos regulados. Como señaló un informe, la tokenización de activos del mundo real podría alcanzar decenas de billones de dólares en valor para 2030, incluyendo instrumentos de ahorro como pensiones. En otras palabras, es muy probable que la próxima década vea converger la tecnología blockchain con nuestros planes de jubilación.
En último término, el objetivo sigue siendo el mismo de siempre: garantizar el bienestar futuro de las personas. La tokenización no es un fin en sí mismo, sino un medio para lograr que más gente ahorre, que sus ahorros rindan mejor y que puedan disponer de ellos de forma más fácil cuando los necesiten. Si se implementa con cuidado y buena letras, los jóvenes de hoy quizás lleguen a su jubilación en un sistema mucho más robusto, flexible y justo gracias a esta revolución silenciosa que comienza a gestarse en la industria de pensiones. Los tokens pueden sonar muy técnicos ahora, pero pronto podrían ser tan comunes como lo fueron en su día las libretas de ahorro o las cartillas de la Seguridad Social – solo que adaptados al siglo XXI.